Con un dedo puedo tocar una nube aunque sé que está kilómetros lejos
El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en la orilla de la playa mirando al cielo.
Quién sabe si las nubes nos miran tratando de imaginar a qué nos parecemos.
A pesar de todo las nubes grises también son parte del paisaje.
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